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2023, un año repleto de retos y oportunidades para el sector termosolar

Óscar Balseiro,

Es el momento de la tecnología termosolar. Debemos poner en valor dicha tecnología y lograr que dentro de los objetivos de instalación de energías renovables haya un porcentaje mínimo que promueva el desarrollo de renovables que aporten respaldo y capacidad de almacenamiento. Ha llegado la hora de que la tecnología vuelva a posicionar a nuestro país y a nuestras empresas como líderes y referentes mundiales. 2023 se presenta como un año incierto e inestable, con ciertos retos que ya están afectando a la sociedad y, en concreto, a la economía mundial. Según las predicciones globales, las tensiones geopolíticas, la falta de suministros, la inflación y el alto precio de la energía van a seguir impactando en todos los ámbitos de nuestras vidas. Esta situación de inestabilidad comenzó en 2022, cuando la invasión rusa sobre Ucrania provocó, entre otras cosas, un incremento mayor del precio de la energía en el mercado, que llevaba ya meses marcando precios récord. En concreto, en España el precio medio del año 2022 se ha situado en 170 euros/MWh, alcanzando la tarifa media más elevada en 25 años, debido a la dependencia de nuestro país del gas. Ante este escenario en el que Europa y España dependen del gas natural, debemos optar por otras alternativas renovables y, en concreto, por la energía termosolar. Resulta esencial entender la energía termosolar como una energía alternativa fiable, que disminuye sustancialmente la dependencia de los combustibles fósiles, ya que es una tecnología renovable, no intermitente, síncrona y con respaldo nocturno, consecuencia de su almacenamiento térmico. Precisamente, gracias a su almacenamiento, genera independientemente del recurso solar durante muchas horas de manera constante e ininterrumpida, ahorrando más de 250 millones de euros al año al sistema eléctrico por su capacidad de suministrar hasta 7GWhe al día. Además, la cuestión del cambio climático sigue siendo un problema, ya que es probable que de mantenerse el ritmo actual de emisión de gases de efecto invernadero, se alcance un incremento de temperatura media de 1,5 grados en la próxima década. En este contexto, la termosolar se presenta como la única energía renovable que no emite CO2 y que realmente puede reducir la dependencia del gas natural en nuestro país, muy especialmente para la generación eléctrica nocturna, gracias a su capacidad de almacenamiento y su condición síncrona, que proporciona estabilidad y seguridad de suministro alternativo equiparable a cualquier tecnología térmica fósil, superando en competitividad técnica y económica a otras alternativas renovables como la energía fotovoltaica con baterías. Por otro lado, hemos terminado el año con la celebración de la primera subasta termosolar que, desagraciadamente, ha quedado desierta, a pesar de que el nivel de participación de las empresas ha sido muy destacable, ya que se han movilizado más de 700MW en el sector termosolar. Para que esta situación no se vuelva a producir y de cara a las próximas convocatorias de subasta, que esperemos se convoquen a lo largo de este nuevo año, es preciso revisar y trabajar en un nuevo diseño de subasta que ajuste de una manera más eficiente el precio a los costes reales de la tecnología, teniendo en consideración la contribución de tecnologías de respaldo con producción renovable, síncrona y de ámbito nocturno. Desde Protermosolar estimamos que los factores clave para lograr un diseño óptimo de la subasta termosolar son:
  • Un nuevo esquema de exposición a mercado, que siga permitiendo la producción en horas marginales sin que ello suponga un sobreprecio en las ofertas. Incentivando una subasta en exclusiva para tramos nocturnos, ya que el sistema eléctrico en el medio plazo se enfrenta al reto de la descarbonización nocturna.
  • La consideración de la inflación, debido a las tensiones de los mercados de materias primas y suministros, así como la creciente subida de los tipos de interés. Y un número de años del esquema regulatorio que acompañe a la vida útil de este tipo de centrales, superiores a los 20 años.
  • La posibilidad de una mayor hibridación con tecnología fotovoltaica, que permita maximizar la producción tanto en ámbito diurno (con solar fotovoltaica) como en ámbito nocturno (con solar termoeléctrica), consiguiendo factores de capacidad con una producción anual superior a 4.000 horas equivalentes.
El valor de la tecnología termosolar no se debe medir exclusivamente por el coste de la energía producida, ya que su papel, gracias al almacenamiento y aporte a la seguridad de suministro, es fundamental para que el sistema pueda alcanzar altos índices de penetración renovable intermitente, ayudando a reducir nuestra fuerte dependencia del gas y de los ciclos combinados. Por otro lado, no podemos olvidar que las previsiones indican un aumento de la demanda de automóviles eléctricos por parte de la sociedad que, al recargarse durante las horas nocturnas, necesitarán tecnologías renovables con respaldo y producción durante ese periodo del día. En otro orden de las cosas, durante el 2023 también está previsto que se realice una revisión del Plan Nacional de Integrado de Energía y Clima (PNIEC), en la que desde Protermosolar esperamos que se realice una firme apuesta por la tecnología termosolar y se siga considerando el rol determinante que la tecnología termosolar está llamada a ser en el ámbito de la transición energética de las energías renovables. El reto de la transición energética se asienta en la sustitución definitiva del gas mediante el uso de renovables que aporten un respaldo y seguridad de suministro equivalentes a las tecnologías fósiles, cual es el caso de la termosolar. Como Protermosolar ha indicado en otras ocasiones, si se cumpliera el actual PNIEC, con 5 GW de nuevo almacenamiento térmico que represente más de 60 GWhe, se reduciría al mínimo la dependencia del gas natural para uso nocturno, lo que supondría un ahorro superior a 2.600 millones de euros al año en el sistema eléctrico. Este es el camino que debemos seguir. Sin duda, la gran apuesta de este 2023 es la aplicación de la tecnología termosolar en el sector industrial. El 2022, gracias a grandes proyectos como los de una importante cervecera en Sevilla, ha supuesto un impulso para el sector termosolar. En concreto, la empresa internacional cervecera, ha anunciado en 2022 que contará con una planta de generación de energía termosolar en su fábrica de Sevilla, y otra planta en la Comunidad Valenciana, los que le permitirán la descarbonización de hasta el 60% de la demanda de gas de ambas fábricas. Sin duda, ésta debe ser la senda a seguir para aplicar la tecnología termosolar en el sector industrial, ya que el 74% de la energía demandada por este sector es en forma de calor. Según la Agencia Internacional de la Energía, la descarbonización del sector industrial presenta uno de los mayores retos entre todos los sectores, ya que el 90% de ese calor necesario se genera a través de la quema de combustibles fósiles, mediante carbón (45%), gas natural (30%) y derivados del petróleo (15%). En este sentido, la tecnología termosolar debe entenderse como actor determinante en dos aspectos: ayuda a la descarbonización de la generación de electricidad y la aportación calorífica en la industria, que conjuntamente representan el 31,7% de las emisiones totales. Por último, desde Protermosolar queremos reivindicar en este nuevo año que acaba de comenzar, el rol estratégico que debe adoptar la energía termosolar y su papel crucial en el sistema eléctrico mundial ya que permite alcanzar una descarbonización real, reduce los costes totales del sistema con la eliminación gradual de los combustibles fósiles, reduce su dependencia de terceros países, al disponer, en abundancia y predictibilidad, del recurso primario que es el sol y, por tanto, podrá desplazar a las tecnologías fósiles no solo en horas diurnas, sino también en horas nocturnas. Fuente: Interempresas

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